Importante artículo publicado
en la revista complutense de Madrid. La didáctica de la historia en la historia
de la didáctica. Autor Primitivo Sánchez Delgado.
LA
HISTORIA, CIENCIA QUE PUEDEN ALCANZAR LOS HOMBRES POR SER ELLOS QUIENES LA HAN
HECHO.
Los planteamientos pedagógicos
de Vico se basan en la concepción de la historia humana como proceso de
desarrollo de su razón y su fantasía. Quizá lo más original de Vico sea la
importancia que da a la imaginación, a la fantasía, junto a la capacidad de
razonamiento.
Vico establece tres fases en
el proceso de desarrollo individual humano, a cada una de las cuales
corresponden unos aprendizajes distintos dados sus distintas características:
A.- Fase de los sentidos: Es
la infancia en la cual el niño, infans, que en latín significa "que no
habla", se relaciona con el medio a través de los sentidos.
El aprendizaje más importante
que debe realizar durante esta etapa es el de la lengua.
B.- Fase de la fantasía: Es la
fase de la niñez, en que el niño interpreta el mundo a través de la fantasía.
Según Vico (1985: 119): "En los niños la memoria es vigorosísima; de ahí
que sea viva hasta el exceso su fantasía, que no es otra cosa que la memoria ensanchada
o compuesta". En esta fase debe fomentarse el estudio de la historia, de
la poesía y de la geometría.
C.- Fase de la razón: Sería la
juventud en la que, sin que desaparezca la fantasía, comienza el predominio de
la razón. El aprendizaje fundamental será el de la filosofía, que permitirá
integrar los aprendizajes de todas las disciplinas de "naturaleza
racional" que nos permiten conocer el mundo y a nosotros mismos. Según
Vico, en la primera juventud, en que prevalecen todavía los sentidos, deben estudiarse
las ciencias físicas y las matemáticas para a partir de ellas llegar al estudio
de metafísica y de la moral.
Para Vico el objetivo final de
la educación es conseguir una naturaleza humana, inteligente y modesta, benigna
y razonable, que reconoce por medio de las leyes a la conciencia, la razón y el
deber. Por medio de la instrucción en todas las artes y las ciencias debe
buscarse la formación de hombres equilibrados, que unan la prudencia a la
capacidad crítica, que no rechacen lo verosímil, pero que no asuman como verdaderas
las cosas falsas.
Es posiblemente el primero en
intentar elaborar una explicación humana de la historia global. Para él son los
hombres quienes hacen la historia y, dado que lo que puede conocerse con mayor
certeza es lo que uno hace, la historia es un conocimiento más accesible al
hombre que la naturaleza, puesto que ésta piensa que ha sido la Historia de la Didáctica.
Frente al planteamiento
cartesiano, Vico se basa en un principio de demarcación que permita distinguir
lo que puede conocerse de lo que no. Ese principio es: verum et factum
convertuntur, es decir, sólo se puede conocer con verdad algo que el sujeto
haya hecho.
Este mundo civil ha sido hecho
por los hombres, por lo que se puede y se debe encontrar sus principios dentro
de las modificaciones de nuestra mente humana. De ahí que cuantos reflexionen
sobre ello deben quedar maravillados de que todos los filósofos intentaran seriamente
conseguir la ciencia del mundo natural, del cual, como lo ha hecho Dios, sólo
él tiene la ciencia; y olvidaran reflexionar sobre este mundo de las naciones o
mundo civil, cuya ciencia podrían alcanzar los hombres por ser ellos quienes lo
han hecho (Vico, 1985: 141).
La "historia ideal
eterna" es un orden lógico e ideal, según el cual se desarrollan las
sociedades humanas en corsi y ricorsi. Pero Vico tiene una visión de progreso
en la historia y no de mera repetición. El proceso histórico se desarrolla
cíclicamente, pero en una espiral de progreso y no de forma circular como se ha
querido interpretar por autores como Carbonell (1986: 78), quien atribuye a
Vico una visión del desarrollo de las sociedades humanas en el que "giran
en redondo como civilizaciones sucesivas que nacen, se desarrollan y mueren
después de haber recorrido las mismas etapas".
El proceso histórico se
desarrolla en tres etapas, paralelas al desarrollo individual que ya hemos
indicado, y cuyo establecimiento atribuye a los egipcios: La edad de los
dioses, en la que los hombres gentiles creían vivir bajo gobiernos divinos y
todas las cosas les eran ordenadas mediante los auspicios y los oráculos, que
son las cosas más viejas de la historia profana; la edad de los héroes, en la
que estos héroes reinaron en todos los sitios mediante repúblicas aristocráticas,
basadas en una cierta diferencia por ellos manifestada de su superior
naturaleza respecto a la de sus plebeyos; y, finalmente, la edad de los
hombres, en la que todos se reconocieron ser iguales en cuanto a su naturaleza
humana, por lo que primeramente se constituyeron las repúblicas populares y
finalmente las monarquías, siendo ambas formas de gobiernos de los hombres. (Vico,
1985: 55).
El planteamiento de Vico de
intentar buscar una explicación global de la historia, contiene en sí mismo un
planteamiento didáctico anti memorista. Lo importante al enseñar historia no es
dar una colección de hechos y datos, sino intentar buscar una explicación
racional al desarrollo de los mismos. Vico defiende un modelo de educación
histórico-jurídico-literaria que no era la predominante a principios del siglo
XVIII.
En cuanto a la enseñanza de la
historia en la escuela, Vico (1970: 33), dice que el mismo Aristóteles
"afirma que a los niños es menester enseñarles lenguas, la oratoria y la geometría, como materias más
idóneas para ejercitar su memoria, la fantasía y el ingenio". La historia
contribuiría fundamentalmente al desarrollo de la fantasía, pues según Vico
(1970: 33-34), cada una de estas capacidades debe ser conducida y regulada
sabiamente mediante un arte propio: "la memoria, con el estudio de las
lenguas; la fantasía, con el estudio de los poetas, historiadores y oradores y
el ingenio con la geometría lineal".
Respecto al orden en que deben
realizarse los estudios, considera que los niños deben empezar por estudiar las
lenguas. La disciplina cuyo estudio deben realizar a continuación es la
historia: "La edad de la niñez, débil en raciocinio, se regula sobre todo
con ejemplos, que deben de aprenderse con viveza de fantasía, para conmover, cosa
en la que la niñez es maravillosa, por lo cual los niños deben ocuparse en la
lectura de la historia, real o fabulosa" (Vico, 1970: 59). Dado el
paralelismo establecido por Vico entre el desarrollo individual y el desarrollo
histórico, resulta lógico que los alumnos estudien en sus primeros años una
historia mítica o fabulosa al igual que en los primeros tiempos los hombres
explicaban la historia a través de los mitos. Vico piensa, pues, que en la
niñez debe enseñarse la historia desde el punto de vista filológico, empleando
su terminología, es decir, la historia narrativa de hechos y datos. Más tarde,
cuando el alumno tiene capacidad para razonar, se estudiará la historia desde
el punto de vista filosófico, es decir, de la búsqueda de causas, consecuencias
y leyes que expliquen el desarrollo de los hechos. Primero debe realizarse el
estudio de lo concreto y después de lo abstracto, cuando la mente del alumno está
preparada para ello, pues Vico (1970: 20) piensa que "grave error es
consentir a los muchachos que estudien materias más fuertes de lo que su
inteligencia puede soportar". Sin embargo, en ambos casos la finalidad del
estudio de la historia es una finalidad moral: primero a través de los ejemplos
y después de las leyes morales individuales y colectivas.
Otros aspectos metodológicos
que cabe resaltar en el pensamiento de Vico es su oposición al memorismo
reinante en la enseñanza de su tiempo, abogando por un aprendizaje razonado. Vico
)aún sin nombrarlos directamente) critica a los jesuitas y asimismo a los
jansenistas seguidores del Arnauld, porque confiaban demasiado en el aprendizaje
mnemónico y verbal, sobre la repetición casi obsesiva de fórmulas mentales y
comportamientos con el objetivo de convertir aparentemente a los jóvenes en más
brillantes y espontáneos pero en realidad completamente sometidos, no humildes
ni dotados de buen sentido, al contrario "temerarios como aquellos que
discuten acerca de materias que aún han de aprender", por lo tanto
presuntuosos, aburridos y sabiondos (Santoni Rugiu, 1981: 228). Frente a esos
métodos verbalistas y memorísticos, Vico defiende los métodos activos y el
aprendizaje por descubrimiento, que permita al alumno construir su propio conocimiento
en lugar de recibirlo ya acabado en forma de verdades dogmáticas.
Vico afirma que sólo se conoce
de verdad aquello que se hace. En su Autobiografía, cuenta como abandonó las
enseñanzas de don Francisco Verde, que gozaba de fama de buen enseñante en la
época, porque "poco o nada práctico sacaba de las lecciones de Verde y que
en ellas solo ejercitaba la memoria, mientras que la inteligencia quedaba poco
menos que inactiva" (Vico, 1970, p. 23). De todas formas piensa que no se
debe llevar a los jóvenes a la crítica antes de tiempo: "Lo cual supone
juzgar antes de aprender bien (contrariamente al curso natural de las ideas,
que antes se debe aprender, y luego juzgar y finalmente razonar) y hace que la
juventud se vuelva árida y seca en sus expresiones y que sin nunca hacer nada
en concreto quiera juzgar todo lo que le rodea" (Vico, 1970: 34).
Ahora bien, como no debe darse
a los alumnos unos conocimientos que superen sus capacidades y como la
secuencia lógica del aprendizaje, según Vico, es primero aprender, después
juzgar y por fin razonar, en los primeros años, la historia que se explique
debe estar cargada de fantasía, similar a la construida por los primeros hombres,
y a partir de ella debe llegarse a la explicación racional humana.
Nuestros críticos ponen la
primera verdad como anterior, extraña y superior a toda imagen corpórea. Pero
la enseñan demasiado prematuramente a los jóvenes, incluso cuando estos son
inmaduros. En efecto, tal como en la vejez prevalece la razón, en la juventud prevalece
la fantasía, y no conviene de ninguna manera ahogarla, ya que siempre se la considera
como feliz indicio del genio futuro (Vico, 1989: 43).
Este planteamiento conlleva
además la ventaja de proporcionar al alumno una motivación fuerte para el
estudio de la historia, pues la historia poética, cargada de fantasía, en los
primeros años le resultará atractiva y una vez tomado el gusto por esta
disciplina le llevará a que, con el desarrollo de la razón, el alumno se
interese por buscar una explicación racional del pasado que le sirva para
actuar en el presente y construir el futuro.